viernes, 30 de mayo de 2025

Asamblea CELAM. Mensaje al Pueblo de Dios en América Latina y Caribe: "Son muchas las semillas de resurrección y esperanza que se manifiestan en nuestras comunidades"

 

Mensaje a la Iglesia que peregrina en América Latina y el Caribe
40° Asamblea General Ordinaria del CELAM

              Con un corazón agradecido nos hemos reunido los presidentes y secretarios generales de las conferencias episcopales, en la 40°  Asamblea General Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño, celebrada del 26 al 30 de mayo del 2025 en la Arquidiócesis de San Sebastián, Río de Janeiro, Brasil, para fortalecer el espíritu de colegialidad y de servicio a nuestros pueblos, discerniendo los signos de los tiempos y los caminos de comunión que renueven la presencia y misión evangelizadora de la Iglesia en América Latina y el Caribe.

              Durante la semana celebramos con alegría varios acontecimientos que colman nuestro corazón de esperanza en este año jubilar:

              Junto al sentimiento de gratitud  por el fecundo ministerio del Papa Francisco, apenas fallecido, celebramos la elección del Papa León XIV, quien fue por 10 años obispo en este continente latinoamericano; el 700 aniversario de la primera reunión de obispos latinoamericanos realizada aquí mismo, en Río de Janeiro, dando inicio a la existencia del Consejo episcopal Latinoamericano y del Caribe; como también, celebramos con memoria agradecida los 1700 años del concilio de Nicea en el que es confirmada nuestra fe en Jesucristo Salvador, el Hijo de Dios, de la misma naturaleza del Padre.

              Con estos acontecimientos iluminando nuestro encuentro, la Asamblea ha sido un espacio de discernimiento, oración y fraternidad episcopal. Hemos compartido las luces y sombras de nuestras realidades, los clamores de nuestros pueblos y el anhelo de una Iglesia que sea casa y escuela de comunión. Conscientes de los desafíos actuales que nos afectan como región latinoamericana y caribeña: la persistencia de la pobreza y desigualdad creciente, la violencia impune, la corrupción, el narcotráfico, la migración forzada, el debilitamiento de la democracia, el clamor de la tierra, la secularización, entre los más comunes.

              Especialmente nos ha preocupado la situación de Haití y la ausencia de nuestros hermanos obispos de Nicaragua a quienes ofrecemos nuestra solidaridad y comunión. Ante esta realidad, renovamos nuestro compromiso de ser pastores cercanos, servidores del Pueblo de Dios y testigos del Reino.

           El encuentro lo hemos realizado durante el tiempo pascual, esto nos permitió mirar las dificultades con fe, y descubrir que son muchas más las semillas de resurrección y esperanza que se manifiestan en nuestras comunidades. Somos testigos de una Iglesia que sigue latiendo con fuerza en medio de las dificultades, sostenida por la fe de los sencillos, por el testimonio de tantos consagrados y consagradas, por el compromiso silencioso de quienes construyen el Reino día a día desde lo pequeño.

              Profundizamos en la asimilación del documento final del Sínodo de la sinodalidad; pudimos constatar con gratitud que el estilo y la espiritualidad sinodal han estado presentes en nuestro Consejo episcopal latinoamericano desde hace muchos años; sin embargo, reconocemos algunas preocupaciones en su aplicación, como limitar la sinodalidad a solo un documento o evento eclesial; o las resistencias por parte de algunos grupos a la vivencia de este nuevo estilo eclesial que invita a la escucha atenta de todos los bautizados para reconocer la presencia del Espíritu que impulsa la misión de la Iglesia.

              Durante estos días, celebramos también con gratitud y renovado compromiso el décimo aniversario de la publicación de Laudato Si’, la encíclica profética del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común. Hoy Laudato Si’ resuena con mayor urgencia ante la crisis climática y social, interpelándonos a renovar nuestros estilos de vida, nuestras estructuras y nuestras decisiones pastorales para que todos nuestros esfuerzos promuevan la ecología integral que estamos llamados a construir juntos.

              Nos sentimos impulsados a renovar nuestro compromiso con una Iglesia misericordiosa, sinodal y en salida, que escuche y aprenda de las luces que el Espíritu ofrece a todo el pueblo de Dios, que se deje interpelar por los clamores de los pueblos y tenga la valentía de comprometerse con ellos.

              Encomendamos nuestro ministerio pastoral a Nuestra Señora de Aparecida para que inspirados por su fiat a la Palabra y su confianza en el Padre, nos mantengamos firmes en la esperanza que Cristo nos ha ofrecido.

40° Asamblea General Ordinaria del CELAM
Río de Janeiro, Brasil, 30 de mayo 2025

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